Leí en alguna parte que “Cuando no se puede manejar la situación,
es mejor estacionarla”. Siempre es mejor frenar las cosas de buena manera, y no
estrellarse de manera horrorosa al no poder controlar la situación. Sin
embargo, muchas veces sabemos que vamos a estrellarnos y aún así aceleramos. ¿Por
qué? ¡Es muy simple! Es esa manía de negarse a la realidad, de vivir de ilusiones,
de flotar en fantasías. Persistir en ello asegura la caída y la muerte por “realidades”.
Uno de los principales problemas del sufrimiento humano, es negarse a aceptar
lo que la realidad siempre tiene preparado para nosotros. Negarse a aceptar la
realidad nunca hará que desaparezca y no hay peor ciego que el que ya vio la
realidad y decide volver a cerrar los ojos. Negar la realidad es lo más fácil del
mundo. Mucha gente lo hace, pero la realidad sigue siendo realidad. Podrás
girar la cabeza, huir o negar la evidencia; pero no por eso va a dejar de ser
verdad ¡Al final la dura realidad acabará por alcanzarte y no podrás ignorar
sus consecuencias! Es duro aceptar la realidad, pero es mucho más duro aceptar
una mentira como real. Prefiere siempre una verdad dolorosa y entiende que hay cosas
que están destinadas a suceder. Aceptar la realidad es tan doloroso como necesario,
si te niegas a aceptarla, el más afectado eres tú.