Una mujer diferente a las demás no es perfecta, es única siendo
siempre ella misma. No es bonita, porque esa palabra es muy pequeña. No es por
guapa, aunque quizás lo sea… y no necesita destacar para que la miren. Una
mujer diferente es fuerte y con una mirada que llama la atención. Con una alta
autoestima determinada por si misma sin depender de alguien que le diga cómo
debe ser. Se ama con sus estrías, su celulitis, con sus manchas. Se acepta con
sus kilos de más o sus kilos de menos. Con sus piernas grandes o flaquitas. Se
toma su tiempo para aceptar su esencia la cual no está hecha para ser
comprendida por todo el mundo ¡Y es feliz! Una mujer diferente a las demás
trabaja día a día por construir un hogar y un mundo mejor y se ríe sin temor al
futuro porque ¡Sabe que puede lograrlo todo! Tropieza y se levanta, después de
llorar, ríe. Odia en vez de amar y vibra con lo simple de la vida. Sufre ante
el sufrimiento ajeno. Una mujer diferente enfrenta sus temores y dudas y deja
atrás todo lo que la obstruya. No le interesa un hombre que prefiera a una
mujer fácil por no jugársela por una que valga la pena. Mucho menos se siente
mal si es rechazada. Ella tiene claro que la gente normalmente rechaza lo
costoso porque no puede pagarlo. Escoge con quien relacionarse y siempre serán
aquellas personas que la traten como la mujer valiosa y maravillosa que es. Una
mujer diferente sabe que no es la mejor mujer del mundo, pero está segura de
que es una versión muy difícil de encontrar…