Mamá y Papá estaban mirando la televisión cuando Mamá dijo
"estoy cansada, es tarde, me voy a la cama". Fue a la cocina a
preparar los bocadillos para el día siguiente. Puso en remojo los recipientes
de las palomitas, sacó la carne del congelador para la cena del día siguiente,
controló si quedaban bastantes cereales, llenó el azucarero, puso las
cucharitas y los platos del desayuno en la mesa y dejó preparada la cafetera. Puso
la ropa húmeda en la secadora, la ropa sucia en la lavadora, planchó una camisa
y cosió un botón, recogió los juguetes, puso a cargar el teléfono y guardó la
guía telefónica. Regó las plantas, ató la bolsa de basura y tendió una toalla. Bostezó,
se desperezó y se fue al dormitorio. Se paró un momento para escribir una nota
a la maestra, contó el dinero para la excursión y cogió un libro que estaba
debajo de la silla. Mamá a continuación se lavó la cara con las toallitas, se
puso crema antiarrugas, se lavó los dientes y las uñas. Papá gritó
"pensaba que te estabas yendo a la cama". "Estoy yendo",
dijo ella. Puso un poco de agua en el bebedero del perro y sacó el gato al
balcón, cerró la puerta con llave y apagó la luz de la entrada. Dio una ojeada
a los niños, les apagó las luces y la televisión y un momento rezó por ellos,
recogió una camiseta, tiró los calcetines a la cesta de ropa y habló con uno de
ellos que estaba todavía haciendo los deberes. En su habitación puso el
despertador, preparó la ropa para el día siguiente, ordenó mínimamente el
zapatero. En ese momento, Papá apagó la televisión y anunció "me voy a la
cama". Y lo hizo, sin otros pensamientos. ¿Nada extraordinario? ¿Os
preguntáis por qué las mujeres viven más tiempo? Porque están hechas para los
largos recorridos; y no se pueden Morir antes, tienen demasiadas cosas que
hacer.