Cuando adoptas el rol de victima ante circunstancias que no puedes
manejar y no haces más que quejarte de tu destino y mala suerte ¡Malgastas energía!
Con la mitad de la energía necesaria para expresar una queja, se empieza a
construir una solución. Te quejas constantemente por lo mal que “consideras”
que va tu relación, tu trabajo, tu país, etc. No olvides que es tu relación, tu
trabajo, tu país. ¿Por qué no tomas la iniciativa y empiezas a trabajar para
mejorar la situación? Un espíritu guerrero no se queja de nada, porque no nació
para ganar o perder. Nació para luchar, y cada batalla es la última que se
libra en la faz de la tierra. Cuando te quejas te estancas, cuando agradeces
avanzas porque la queja constante es el tipo más pobre de pago por todas las
comodidades que disfrutas. Si te quejas por todo, mira a tú alrededor y veras
que no eres el único que sufre. Doris Day dice que: “la gratitud es riqueza, la
queja es pobreza”. Por eso también es un buen momento para dejar ir personas
que solo llegan para compartir quejas, problemas, miedo y juicio de los demás.
Si alguien busca un cubo para echar basura, procura que no sea tu mente. Cohelo
dice que: “La gente se queja mucho, pero se acobardan a la hora de actuar. Quieren
que todo cambie, pero se niegan a cambiar”. ¡Trabaja más de lo que te quejas! Quéjate
menos y gasta esa energía en buscar lo que amas. Ahora, si tu mal tiene remedio
¿Por qué te quejas? Si no lo tiene ¿Por qué te quejas? O cambias o aceptas…
¡Pero deja de quejarte!