Galileo Galilei dijo que: “Las cosas están ligadas por lazos
invisibles: No se puede arrancar una flor sin molestar una estrella”. Existen
conexiones invisibles que no se rompen entre ciertas almas, ni siquiera con la
distancia. ¡No toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido! Y aunque
aparentemos cierta independencia unos de otros siempre estamos conectados,
porque no se trata de vivir juntos sino de vivir unidos. Alguien dijo que todas
las manos de los vivos como de los muertos permanecen unidas en el transcurrir
de los tiempos, palpitando al unísono en un mismo corazón. Así ningún miembro
del sistema familiar cae en el olvido o la exclusión. Una conexión invisible solo
con el corazón se puede ver bien; porque lo esencial es invisible a los ojos.
Esa conexión une a personas que se aman, cuyos corazones se entienden y
permanecen unidos a pesar del tiempo, la muerte y las circunstancias. Lazos
invisibles que conectan a aquellos que están destinados a encontrarse sin
importar el tiempo, lugar o circunstancias. Y aunque el hilo se estire, se
contraiga o se enrede ¡Nunca se romperá!