Arthur Schopenhauer decía que: “Toda verdad atraviesa tres fases:
Primero, es ridiculizada, segundo, recibe violenta oposición; tercero, es aceptada
como algo evidente”. ¿Sabías que la mejor forma de esconder algo es poniéndola
en el lugar más evidente? Malos tiempos corren cuando hay que demostrar lo
evidente y es triste vivir en una época en la que hay que luchar por las cosas
evidentes. La verdad es, por naturaleza, evidente. Tan pronto como se quita las
telarañas de la ignorancia que lo rodean, brilla clara. Uno se puede engañar,
tratar de negar lo evidente, sin embargo, tarde o temprano eso que no queremos
ver nos golpea. No sirve de nada negar la realidad de las cosas, es como hacer
trampa jugando al solitario. La realidad se hace evidente cuando dejas de
comparar. ¡Lo evidente no necesita ser demostrado! ¿Entiendes lo que te quiero
decir? Si tiene cola de pato, camina como pato y dice “cuac” ¡Es un pato! Nada
en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez
concienzuda. La lógica es la explicación argumentada de lo evidente. Tomas de
Aquino dijo: “Es evidente que exista la verdad. Porque el que niega que existe
la verdad, conoce que la verdad existe. Si, pues, no existe la verdad, es
verdad que la verdad no existe”. ¿El signo más evidente de que has encontrado y
aceptado la verdad? ¡La paz interior!