Nadie es superior o inferior a los demás. Sencillamente cada
persona es única y eso ya la hace grande. No te compares con nadie, ten la
cabeza bien fría y recuerda: “No eres ni mejor ni peor, simplemente eres tú y
eso nadie lo puede superar. Si te toca sentarte en el piso ¡Siéntate! Si te
toca comer con la mano ¡Come! Si te toca ir a pie ¡Ve! Si alguien por humilde
que sea, te brinda su mano ¡Saluda! Nada te cuesta saludar al Señor que hace la
limpieza, o agradecer al mesero que te atendió, aunque tengas todo el dinero
del mundo. Admira a la gente noble, que no se cree más que nadie, gente que con
cada acción da su alma. Porque la sencillez y la humildad hace grande y únicas a
las personas. La gente que se cree más que otros debería pasear por el
cementerio, para que vean que nadie es indispensable y allí terminamos todos. Cada ser humano es una unidad, pero ¡Nadie es más
que nadie! Nadie puede ni debe juzgar a otro, sobre todo porque somos incapaces
de juzgarnos a nosotros mismos. Tampoco estés en competencia con nadie, ni desees
ser mejor que nadie más. Recuerda que nadie es más importante que tú, y tú no
eres más importante que nadie. Simplemente intenta ser mejor que la persona que
fuiste ayer.