Últimamente estoy dejando que todo fluya, si se da bien y si no también,
no me estresaré por nada, ni por nadie. ¡Y es lo mejor! Como dijo alguien: “Que
todo fluya, y que nada influya”. Que se queden los que se tengan que quedar y
que se vayan los que se tienen que ir. Deja de torturarte con recuerdos, con
preguntas. Se vive lo que se tiene que vivir y se dura lo que tiene que durar.
¡Las cosas no se fuerzan! A veces hay que dejar de remar y dejar que la vida
fluya y que todo pase por sí solo. El tiempo es un juez tan sabio, que no
sentencia de inmediato, pero al final da la razón a quien la tiene. ¡Deja
fluir! No te aferres a nada ni a nadie, todo tiene su momento en nuestras vidas
y también tiene un porque. Todo es temporal, emociones, pensamientos, personas
y paisajes. No te apegues, simplemente disfruta. Recuerda que todo está en
movimiento y nada es estático. Lo que fue ¡Fue y punto! Heráclito decía que: “No
podemos descender dos veces al mismo rio, pues cuando desciendo al rio por
segunda vez, ni yo ni el rio somos los mismos. Todo fluye, nada permanece”. No
vivas en el afán de querer arreglar las cosas. ¡Deja que todo fluya! No
esperes, no supongas, no preguntes, no exijas. Deja que suceda ¡Porque si tiene
que pasar, pasará! Un día sabrás que no has perdido nada. Que las cosas
tuvieron que pasar así para que entendieras la vida. Que nada se retiene y todo
fluye a su modo.