domingo, 23 de septiembre de 2018

Que todo fluya


Últimamente estoy dejando que todo fluya, si se da bien y si no también, no me estresaré por nada, ni por nadie. ¡Y es lo mejor! Como dijo alguien: “Que todo fluya, y que nada influya”. Que se queden los que se tengan que quedar y que se vayan los que se tienen que ir. Deja de torturarte con recuerdos, con preguntas. Se vive lo que se tiene que vivir y se dura lo que tiene que durar. ¡Las cosas no se fuerzan! A veces hay que dejar de remar y dejar que la vida fluya y que todo pase por sí solo. El tiempo es un juez tan sabio, que no sentencia de inmediato, pero al final da la razón a quien la tiene. ¡Deja fluir! No te aferres a nada ni a nadie, todo tiene su momento en nuestras vidas y también tiene un porque. Todo es temporal, emociones, pensamientos, personas y paisajes. No te apegues, simplemente disfruta. Recuerda que todo está en movimiento y nada es estático. Lo que fue ¡Fue y punto! Heráclito decía que: “No podemos descender dos veces al mismo rio, pues cuando desciendo al rio por segunda vez, ni yo ni el rio somos los mismos. Todo fluye, nada permanece”. No vivas en el afán de querer arreglar las cosas. ¡Deja que todo fluya! No esperes, no supongas, no preguntes, no exijas. Deja que suceda ¡Porque si tiene que pasar, pasará! Un día sabrás que no has perdido nada. Que las cosas tuvieron que pasar así para que entendieras la vida. Que nada se retiene y todo fluye a su modo.