¿Qué evidencia que una persona es usada por Dios? Una vida
cambiada que impacta y ayuda en el crecimiento espiritual de otros según lo
expresa el apóstol Pablo 1 Corintios 9. Algunos cristianos están muy pendientes
de aprovechar la oportunidad de reclamar lo que llaman sus “derechos” al servir
a otros. Pero cuando nuestra preocupación es vivir para Cristo y agradarle, los
derechos no tienen mayor importancia porque la causa de Cristo se convierte en
una obligación ineludible. La predicación del evangelio fue el don y el llamado
de Pablo y no podía dejar de predicar, aunque quisiera. Esto no lo llenaba de
orgullo, al contrario, lo consideraba un deber imprescindible. ¿Qué dones
especiales le ha dado Dios? ¿Está usted motivado, como Pablo, para glorificar a
Dios con sus dones? Pablo dice que, si predicase por iniciativa, tendría
derecho a una recompensa. Pero al hacerlo por obligación, cumple un encargo que
Dios le ha dado. La recompensa final es la satisfacción del deber cumplido el
cual era anunciar el evangelio sin cobrar nada o sea sin hacer uso de sus
derechos. Su meta fue glorificar a Dios encontrando puntos comunes con las
personas que se relacionaba y evitando la actitud del sabelotodo. Procuró que
los demás se sintieran aceptados siendo sensibles a sus necesidades y
preocupaciones buscando cada día oportunidades para hablarles de Cristo. Lo
anterior demanda arduo trabajo, auto-negación y preparación seria. No observe
simplemente desde las graderías. Entrénese con diligencia, su progreso
espiritual depende de usted.