El otro día leí un comentario de Walter Riso que decía: “Depender
de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de auto mutilación psicológica donde el
amor propio, el auto respeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y
regalados irracionalmente”. Del apego surge el sufrimiento; del apego surge el
miedo. Para aquel que está libre de apego ni hay mucho dolor y mucho menos
miedo. Es doloroso despedirte de alguien que no quieres dejar ir, pero es más
doloroso pedirle que se quede cuando lo que quiere es irse. Todo el que quiera
seguir el camino del guerrero ha de librarse de la compulsión de poseer cosas y
de aferrarse a ellas. Niégate a sufrir por amor, encuentra tu lugar en la
soledad y no permitas que el deseo de amar este por encima de todo. Dice David
Fischman que: “El desapego no es falta de interés, sino la capacidad de tomar
distancia de las circunstancias y no comprometerse emocionalmente con ellas”.
Cuando abandonas tu apego a lo conocido estarás entrando al campo de todas las
posibilidades. Cuando mueren los apegos nace la libertad… ¡Suelta, fluye y
disfruta! Disfruta del mundo sin apegarte a Él. No puedes retener la
respiración indefinidamente, tienes que soltar el aire. Soltar es importante…
“Si quieres una vida feliz átala a una meta, decía Einstein, no a una persona o
a un objeto”.