“Has cambiado” me dijo alguien… “Lo sé gracias” atine a decir. Porque
para mí muchas cosas se volvieron irrelevantes, ya no soy el mismo de antes, he
aprendido a seguir adelante sin andar preguntándole a nadie. No vivo del “qué dirán”,
ni de caerle bien a los demás, esas son tonterías que conmigo ya no van. Yo
prefiero ser yo, así como soy, de carne y hueso, lleno de defectos y solitario,
terco e intenso, pero viviendo a mi manera más allá de las apariencias. Pablo
Neruda dijo: “Nosotros, los de antes, ya no somos los mismos”. Y cuando notaron
que no soy el mismo de antes, que ahora se lo que valgo, lo que quiero y lo que
merezco y que ya deje de darle importancia a muchas cosas, ¡Se vinieron sobre mí!
Me acusaron de haber cambiado, de haber perdido la sensibilidad, incluso de ser
indiferente a los sentimientos. Solo por haber dejado de sufrir por cosas que
no valen la pena. Soy el único responsable de mi propia felicidad, decía Cohelo,
nadie más tiene derecho a decir lo que es bueno o malo para mí”. No puedo
volver al ayer, porque ya soy una persona diferente. Todavía no soy ni la mitad
de la persona que deseo ser… Aún tengo que trabajar mucho en mí. ¡Soy mi
proyecto más importante!