sábado, 29 de abril de 2017

El avaro

Un avaro, para asegurar su propiedad, vendió todo lo que tenía y lo invirtió en un gran bloque de oro, que escondió en un pozo, en la tierra, que siempre iba a visitar e inspeccionar. Esto despertó la curiosidad en uno de sus obreros, que sospechando que allí había un tesoro escondido, aprovechó un descuido de su amo, fue hasta el lugar y robó el bloque de oro. Cuando el avaro regreso al pozo y lo encontró vacío, lloro y se arrancó los cabellos. Pero un vecino, que lo vio en tan extravagante duelo, tras enterarse de la causa le dijo: “No te preocupes más. Toma una piedra y colócala en el mismo lugar, y haz  de cuenta que es tu bloque de oro; pues, ya que no te proponías a usarlo, tanto te servirá la piedra como el oro.” El valor del dinero no está en su posesión, sino en su uso. (Esopo)