Había un puesto
de pan dulce frente a un edificio de oficinas. Un día un hombre salió del
edificio y dejo doscientos colones en el puesto sin tomar su pan dulce y se
fue, esto pasó todos los días por tres semanas. Finalmente una viejecita que
estaba en el puesto dijo: "señor discúlpeme, ¿puedo preguntarle
algo?" a lo que el hombre respondió: "sé lo que va a decir, me
preguntará por qué dejo el dinero y no tomo el pan", la mujer dijo:
"de ninguna manera, solo quiero avisarle que el precio subió y ahora vale trescientos
colones".