En una ocasión se reunieron un sacerdote, un líder comunal y un
alcalde. Comenzaron a comentar cuánto dedicaban al pueblo, cada uno de ellos,
los dineros que recibían de los ciudadanos. El sacerdote dijo: -Miren, yo lo
que acostumbro a hacer es trazar un círculo en el suelo y lanzar las monedas al
aire. Las que caen dentro del círculo me las quedo para mis necesidades y las
que caen fuera del círculo las ofrendo para “obras de caridad”-. Entonces
intervino el líder comunal para explicar: -Sí, yo también hago un círculo en el
suelo y procedo de la misma manera, pero, por el contrario, me quedo para mis
necesidades con las monedas que caen fuera del círculo y devuelvo al pueblo en
“ayudas”, las que caen dentro del mismo-. Por último habló el alcalde para
expresarse de la siguiente forma: -También yo, queridos compañeros, dibujo un
círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que no caen son para
realizar “mejoras de infraestructura” en el pueblo, y las que caen las guardo
para mis necesidades-.