Para protegerse o mantener los recursos que brinda, usted lo
contiene con un dique. Sin embargo, pronto las aguas se tornan turbias y
pestilentes. Solo las más desagradables formas de vida sobreviven en esas aguas
estancadas; nada viaja en ellas! Todo se detiene… Igual sucede con la avaricia.
Cuando usted destruye el dique, las aguas fluyen y circulan generando
abundancia y riqueza. Desborde el rio de vez en cuando para que las cosas
buenas puedan florecer.