La mujer de Dios es bella por dentro y por fuera porque Dios
habita en ella. No hay mujer más valiosa, que la que pone primero a Dios en su
corazón para que El la proteja, la respalde y la fortalezca. ¡Es victoriosa en
Dios porque tiene Su favor! La mujer de Dios responde al llamado del Señor con
mucha entrega y dedicación ¡Tarea que no es fácil! Porque se convierte en una
amenaza para el “enemigo. Sin embargo, gracias a ella se marca la diferencia en
la vida de muchos y se refleja el amor de Dios de una manera especial. La mujer de Dios es elogiada porque su
estima, según Salomón, sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. Una
mujer en tacones es elegante pero una mujer de rodillas ante Dios es poderosa.
Una mujer de Dios no encuentra ninguna necesidad de competir con otra mujer.
Ella sabe que solo hay una como ella en toda la tierra. Y aunque sea verdad que
una mujer de Dios enamora a cualquiera ¡No cualquiera enamora a una mujer de
Dios! Ella sabe que el encanto es engañoso y pasajera la belleza, por lo que su
mejor arma es la sabiduría, con la cual edifica su casa y une a su familia. Dice
la historia que cuando Dios hizo a la mujer, ya estaba en su sexto día de
trabajo de horas extras. Un ángel apareció y le dijo: ¿Por qué pones tanto
tiempo en esta criatura? Y el Señor contestó: ¿Has visto mi Hoja de
Especificaciones para ella? Dios te dio la bendición de haberte creado mujer, y
aparte de la sabiduría, Dios puso muchos secretos, sentimientos y tesoros en tu
corazón. Te dio la fortaleza en el alma, ternura, sensibilidad y amor. ¡Que
Dios te bendiga por siempre Mujer de Dios!