viernes, 3 de noviembre de 2017

La Mujer de Dios


La mujer de Dios es bella por dentro y por fuera porque Dios habita en ella. No hay mujer más valiosa, que la que pone primero a Dios en su corazón para que El la proteja, la respalde y la fortalezca. ¡Es victoriosa en Dios porque tiene Su favor! La mujer de Dios responde al llamado del Señor con mucha entrega y dedicación ¡Tarea que no es fácil! Porque se convierte en una amenaza para el “enemigo. Sin embargo, gracias a ella se marca la diferencia en la vida de muchos y se refleja el amor de Dios de una manera especial.  La mujer de Dios es elogiada porque su estima, según Salomón, sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. Una mujer en tacones es elegante pero una mujer de rodillas ante Dios es poderosa. Una mujer de Dios no encuentra ninguna necesidad de competir con otra mujer. Ella sabe que solo hay una como ella en toda la tierra. Y aunque sea verdad que una mujer de Dios enamora a cualquiera ¡No cualquiera enamora a una mujer de Dios! Ella sabe que el encanto es engañoso y pasajera la belleza, por lo que su mejor arma es la sabiduría, con la cual edifica su casa y une a su familia. Dice la historia que cuando Dios hizo a la mujer, ya estaba en su sexto día de trabajo de horas extras. Un ángel apareció y le dijo: ¿Por qué pones tanto tiempo en esta criatura? Y el Señor contestó: ¿Has visto mi Hoja de Especificaciones para ella? Dios te dio la bendición de haberte creado mujer, y aparte de la sabiduría, Dios puso muchos secretos, sentimientos y tesoros en tu corazón. Te dio la fortaleza en el alma, ternura, sensibilidad y amor. ¡Que Dios te bendiga por siempre Mujer de Dios!