Nunca tomes una decisión permanente, por una emoción temporal,
porque lo único que vas a lograr es beneficiar a otros. Tal vez supones que
tienes la mejor intención, sin embargo el mismo infierno está lleno de buenas
intenciones. Es verdad que hay pruebas que Dios permite para forjar carácter,
pero otras son solo la consecuencia de nuestras malas decisiones. Steven Covey decía
que: “No soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones”. ¿Sabes
cuál es la única manera de demostrarle a una persona que está equivocada? ¡Es
dejarlo que se salga con la suya! Y no se trata de que seas una mala persona.
En la vida no hay malas personas, son solo personas que toman malas decisiones
durante la tormenta en vez de esperar la salida del sol. Ahora, “Si insistes en
decidir, decía Roosevelt, lo mejor que puedes hacer es decidir por lo correcto”.
Las buenas decisiones vienen de la experiencia y la experiencia proviene de
malas decisiones. ¡Malas decisiones narran grandes historias! Si tomaste
decisiones equivocadas, si la vida no es la que esperabas, si tus sueños,
proyectos e ilusiones han sido vetados o has abandonado: ¡Levántate, recupera
tus fuerzas! Aunque no se puede volver atrás siempre podrás volver a empezar y
en una nueva dirección cambiar. Nunca olvides que por cada mala decisión que
tomes siempre hay alguien que sale beneficiado. No es justo para ti pero al
final de cuentas ¡Tú decides!