Existen algunas personas que no comprenden que uno solo desea su
amistad ¡Nada más! Alucinan en una irrealidad fantasiosa que les hace soñar.
Tarde o temprano terminan por enfadarse al creer que uno se hace de rogar. Les
cuesta entender que “eso de ser algo más” no es viable. Creen que somos
perfectos el uno para el otro cuando en realidad uno de los dos no pensamos de
la misma manera… ¡Si no te quiero, no es mi culpa! Entiende que es mejor no
insistir, no entusiasmarse, no pensarlo tanto. No puedes obligar a nadie a
estar en tu vida. Es mejor retirarse y dejar un bonito recuerdo que convertirse
en una verdadera molestia. Albert Camus decía que: “El bueno gusto consiste en
no insistir, todo el mundo lo sabe”. No debes molestarte con un pozo que crees
que está seco porque no te da agua. Tu problema es seguir insistiendo en sacar
agua donde ha quedado claro que no puedes encontrarla. Entonces, te frustras,
las penas se multiplican y las alegrías desaparecen. Es ahí donde debes hacer
un alto y reconocer que ¡Algo no está bien! Si tienes que forzarlo no es tu
talla… Se aplica a zapatos, pantalones y relaciones. Recuerda que la vida es un
rompecabezas. Y cada pieza tiene una razón, un lugar y un porque. No te hagas más
daño poniendo piezas donde no caben. Una de las cosas más difíciles de la vida
es decidir alejarte o intentarlo un poco más. Cuando te inunde este desasosiego
utiliza la siguiente regla de oro: “Donde no veas interés, no insistas”.