sábado, 29 de abril de 2017

La honra a los padres


Deuteronomio 5: 16 dice “Honra a tu padre y a tu madre para que disfrutes de una larga vida y te vaya bien en la tierra que te da Dios”. Este mandamiento es para toda la vida ¡Aun después de cumplir 18 años! Recuerda que los padres no son eternos. Llámalos, visítalos, llévales a sus nietos, invítalos a cenar. Abrázalos, ríe con ellos y si es necesario déjalos hablar y escúchalos con cariño y paciencia. ¡Mañana puede ser tarde! Nunca conocerás todo su valor hasta que todo lo que te quede de ellos  sea su silla vacía. A veces estamos tan ocupados creciendo que olvidamos que ellos están envejeciendo. Dice el apóstol San Pablo en Efesios 6: 2 “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa”. Honrar a nuestros padres no se refiere solamente a llevar a tus padres en el corazón, o al lenguaje respetuoso, gestos adecuados que se usan hacia ellos, así como la alegre obediencia que se rendirá; sino también se refiere a honrarlos con su substancia, alimentándolos, vistiéndolos y supliéndolos con lo necesario para la vida, estén o no en necesidad. Cuando ya somos adultos, honrar a nuestros padres implicará  despedirnos de ellos, con profundo respeto y agradecimiento por la vida recibida a través de ellos. Miraremos hacia adelante apostando a nuestros sueños y viviendo con plenitud. Pues honrar a nuestros padres es honrar la Vida.