William Osler era un médico y profesor universitario que practicó
medicina y la enseñó hasta su muerte en 1919. Su libro, Principios y práctica
de la Medicina influyó por más de 40 años en la preparación de médicos pero su
mayor contribución al mundo fue volver los sentimientos a la práctica de la
medicina. La madre de una pequeña niña contaba cómo Osler visitaba a su hija
dos veces al día, le hablaba con cariño y jugaba con ella. Al saber que la niña
estaba próxima a morir, Osler llegó un día con una hermosa flor roja envuelta
en papel, la última rosa del verano que creció en su propio jardín. Le regaló
la flor a la niña, y le explicó que aún las rosas no podían permanecer tanto
como querían en un lugar, sino que tenían que irse a un nuevo hogar. La niña pareció
sentirse confortada por sus palabras y su regalo. Murió pocos días después…