Cuando Charlie Grimm era entrenador de los Cachorros de Chicago
recibió una llamada telefónica de uno de sus buscadores de jugadores. El hombre
estaba emocionado y empezó a gritar en el teléfono: —Charlie, ¡he encontrado al
más grande lanzador del planeta! Ponchó a todos los hombres que batearon.
Veintisiete seguidos. Inclusive nadie le hizo un jonrón hasta la novena
entrada. El lanzador está aquí conmigo. ¿Qué debo hacer? —Contrata al hombre
que le hizo el jonrón—respondió Charlie—. Estamos buscando bateadores. Charlie
sabía lo que el equipo necesitaba…