Siempre existirán personas que aún fuera de nuestras vidas se quedarán
prendidas para siempre en nuestro corazón ¡No se puede olvidar a quien ha tatuado
recuerdos en nuestro cuerpo! Sin embargo, dicen que la memoria del corazón elimina
los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a este artificio,
logramos sobrellevar el pasado. La mayoría de las personas anhelan encontrarse algún
día con un amor pasado. Yo no lo deseo, porque para mí sería como volver a
escribir un mismo poema, como llorar la misma lágrima. Y tal vez, ahora si moriría
si repitiese su partida… Para que un amor pasado no te lastime de por vida, debes
conservarlo como un recuerdo hermoso, más nunca como una posibilidad, porque si
lo haces nunca podrás ser feliz. Se trata de olvidar lo que el pasado te dañó,
pero nunca olvidar lo que te enseñó. Decía Claudia D. Torrancek que: “Gracias a
mis amores pasados, porque me enseñaron lo
que no quiero tener en mi vida, lo que sí quiero, y lo que dejaré a un lado en
caso de volverlo a encontrar”. A veces tienes que aceptar el hecho de que
algunas personas han entrado en tu vida como una felicidad temporal. Y si algún
día nos cruzamos en una calle o en un parque, fingiremos no reconocernos o no
vernos ¡Nos apartaremos rápidamente! Tal vez sentiremos vergüenza por lo que ha sido de “lo nuestro”, por lo que
ha quedado: ¡Nada! Nos veremos cómo dos extraños con un ficticio pasado común. Ambos con
cicatrices, no de cortaduras, no de golpes, sino de amor. Un amor pasado que
con el tiempo comenzamos a enterrarlo.