Alégrate ahora que eres joven. Déjate llevar por lo que tus ojos
ven y por lo que tu corazón desea, pero no olvides que un día Dios te llamará a
cuentas por todo lo que hagas.
Deja de preocuparte, pero apártate de la maldad.
Acuérdate de tu creador ahora que eres joven.
Llegará el día en que digas: «No da gusto vivir tantos años».
Acuérdate de tu creador antes que dejen de brillar el sol, la luna
y las estrellas.
Acuérdate de tu creador ahora que después de la lluvia las nubes
siguen cargadas…
Acuérdate de tu creador antes que vengan los días malos.
Cuando llegue ese día, te darán miedo las alturas y los peligros
del camino.
Tu almendro echará flores blancas, el saltamontes y la alcaparra te
resultarán una carga, y no te servirán de nada.
Cuando llegue ese día, irás camino al lugar de donde ya no
volverás, y en la calle te rodearán los que lamenten tu muerte…
Cuando llegue ese día, volverás a ser polvo, porque polvo fuiste, y
el espíritu volverá a Dios, pues él fue quien lo dio. (Salomón)