Una vez escuche que “Un rey puede hacer un noble, pero no puede
hacer un caballero”. Si bien es cierto que con la educación comienza el
caballero; la lectura, la reflexión y la buena compañía lo terminan de
complementar. Un caballero también sabe vestir, es inteligente, amable y con
sentido del humor; costumbres que nunca se quitan porque como dijo Charles
Dickens “Caballero una vez, caballero siempre”. Un caballero abre las puertas,
ayuda a cargar las cosas y le da el asiento a su pareja no porque ella sea
débil o no pueda hacerlo por sí misma, sino porque Él sabe que ella es
inigualable y que merece su respeto y sus cuidados. Un idiota hace que su novia
sienta celos de otras mujeres, un caballero hace que otras mujeres sientan
envidia de su novia. Un caballero no hace lo que quiere, sino lo que debe hacer
y jamás habla mal de una mujer. Para un caballero una mujer no tiene pasado,
porque para El solo existe el presente. Si un hombre te pide verte sin ropa, un
caballero te pedirá verte sin maquillaje. Un hombre rompe tu corazón, pero un caballero lo
repara. Es de caballeros dejar sonrisas donde otros dejaron lágrimas. ¡Cuando
estas con un caballero, no sabes si es un sueño o una realidad! Porque es
medido en el hablar, largo en el dar, sobrio en el comer, honesto en el vivir,
tierno en el perdonar y discrepa sin ser desagradable. Un hombre inteligente
abrirá tu mente, un hombre atractivo abrirá tus ojos, pero solo un caballero
abrirá tu corazón. Ser un caballero nunca pasara de moda, porque mientras
existan damas, existiremos hombres queriendo ser caballeros…