El hombre ideal no es el de rostro más hermoso sino es el que su
rostro refleja paz y luminosidad. Tampoco el más musculoso sino aquel capaz de
sostenerte en medio de tus debilidades. El hombre ideal no es el más alto sino
el que posee el corazón más grande y tampoco es el de los ojos más hermosos
sino aquel capaz de mostrar su alma en una mirada. El hombre ideal no es el más
sonriente sino aquel del que tú eres su alegría de vivir. El hombre ideal no es
el más inteligente sino aquel que aprende de sus errores y tampoco es aquel que
esta colmado de virtudes sino aquel capaz de reconoceré sus defectos. El hombre
ideal no es el más rico sino aquel que da todo sin esperar nada a cambio.
Tampoco es el más orgulloso sino aquel que sus sentimientos son nobles y puros.
El hombre ideal no es el más conformista sino aquel que lucha por sus sueños
aunque pierda la vida en el intento. Tampoco lo es el que dice que te ama, es
aquel que lo demuestra con sus hechos, sin palabras, capaz de entregarte mucho más
que su pasión, sus sentimientos y su alma. El hombre ideal no es el que vive en
los sueños de una mujer ¡Eres tú! Real, existes, y eres capaz de amarla y
hacerla estremecer. Capaz de hacerla sonreír cada día y llenar su vida de
ilusión. De agarrarla de la mano y besarla delante de todos y que sin importar
lo que digan los demás, pienses que ella ese perfecta. Capaz de protegerla de
los demás y de ella misma. Un hombre que con cada amanecer le ofrezcas una
nueva ilusión.