Una de las cosas más tristes de la vida es decirle adiós a una persona
cuando en realidad no quieres que se vaya. Y duele mucho tomar la decisión de
irse, pero duele mucho más quedarse. Puede que te lleve mucho tiempo demorándolo
y te asusta… pero cuando llega el momento de finalizar una relación, hay que
hacerlo. Terminar no es el final sino el principio de la última fase de la
relación: El olvido. Cuando dos personas llegan al fin de una relación, no es
un “hasta pronto” o “hasta nunca”. Aunque no se quiera es “hasta que el corazón
olvide”. Dejar ir a quien quieres no significa rendirse, significa amor, porque
respetas la libertad de esa persona, ¡Aceptas que esa relación no es posible!
No debes arrepentirte de lo que viviste con esa persona, solo debes esperar que
tu futuro sea mejor de lo que viviste. ¡Y jamás hables mal de esa persona! “Todos
tienen derecho a enamorarse de la persona equivocada en algún punto, dice
Evans. De hecho es un error no hacerlo”. Es increíble cómo se aprende más
acerca de alguien al final de la relación que al principio de ella. El final de
una relación puede parecer como la noche más oscura, pero no es más que la
temporada de invierno. El tiempo de renovación y renacimiento que precede a la
nueva plantación. El comienzo del gran ciclo siguiente. Algún día todo tendrá
sentido, así que, por ahora, ríete ante la confusión, sonríe a través de las lágrimas
y síguete recordando que todo pasa por una razón.