jueves, 13 de abril de 2017

No vale la pena


Una manera de demostrar la inteligencia es sabiendo ignorar lo que no vale la pena. Poco a poco la vida te enseña por lo que debes luchar y porque renunciar. Es la vida la que te dice que vale la pena, que no vale la pena y que no merece ni un minuto en tu vida. Renunciar es cambiar ¡Cambiar asusta! ¿Pero sabes que asusta más? ¡Lamentarte de no haberlo hecho! Si algo te hace llorar más de lo que te hace sonreír… no vale la pena, como no vale la pena esperar algo que sabes que nunca llegará. Hay cosas que valen la pena y otras simplemente… dan pena. Decía Carlos Rentalo que: “Nada vale la pena si tú no eres feliz”. Solo vuelve lo que realmente vale la pena, lo que no tiene que estar a tu lado, solo se aleja. Hay personas por las que vale la pena cruzar un océano nadando, y otras por las que ni vale la pena mojarse el pie. Solo el tiempo te demostrará quien vale la pena y quién no. A quien le importas y a quien le dejaste de importar. Quien cree en ti y quien nunca lo hizo. Quien no pide perdón, no vale la pena como tampoco vale la pena quien no asume echar de menos. Mucho menos vale la pena la gente que no vuelve a hablar contigo después de discutir. Solo el tiempo te enseñará a valorar, a esa gente incondicional que siempre está contigo. ¿El resto? ¡No vale la pena!