Hola, a decir verdad no sé qué me motivo a escribir esto, tal vez
el expulsar de mi todo lo que siento ya que llorar no tiene sentido. Entendí
que solo fui algo pasajero en tu vida, algo que quizás no llegó a calar ni como
recuerdo, o tal vez ni como ilusión correspondida. Que hice, no lo sé, que no
hice, tal vez nunca lo sepa. Quizás construí en ti ese alguien que necesitaba,
que me ayudara a vivir, que hiciera soportable mi vida. Quizás malinterpreté tu
sonrisa, tu mirada ¡Que se yo! Quizás te vestí con la magia e ilusión de mil
caricias, de mil besos. Puede que en un ligero instante de la infinidad del
tiempo me haya ganado tu aprecio, o tu amor, o quizás solo fue parte de la
imaginación de mi corazón, algo que inventé y en que creí con todas mis
fuerzas, no lo sé. Ahora solo me queda decirte adiós y gracias. Gracias por
llenarme de magia en esos días grises con que yo amanecía, por hacerme respirar
ese aire puro que necesitaba, aunque haya sido todo una ilusión, un sueño. Brindo
por ti, mi sueño, y porque el viento lleve estas frases a ti ya que se, esta
será una carta más perdida en el tiempo, empolvada con el pasado en el desván
de los recuerdos, de esas cartas que no llevan ni destinatario ni remitente, y
sólo laten por convertirse en un bello recuerdo. Eternamente tuya, en ese breve
espacio de tiempo en el cual nunca pudimos coincidir... Adiós.