Existen cuatro formas que definen bien la gran diferencia entre el
manejo que se le da al dinero propio. 1) Cuando gastas tu propio dinero en ti
mismo, eres muy cuidadoso asegurándote obtener lo máximo de cada colon. Buscas aquello
que realmente deseas y que se ajuste exactamente a tus necesidades. Ej. Compras
de supermercado. 2) Cuando gastas tu propio dinero en otros, eres cuidadoso de
no gastar demasiado, no te preocupas excesivamente por cuánto obtiene el otro
de la compra recibida y sin duda no pones la misma pasión que si gastases ese
mismo dinero en comprar algo similar para ti. Ej. Regalo del amigo secreto. 3) Cuando
gastas el dinero de otro, en ti mismo. Te aseguras de obtener buenos productos
y de calidad. No importa el precio siempre y cuando satisfaga con precisión tus
necesidades. Ej. El dinero de la empresa para un viaje de trabajo al extranjero.
4) Cuando gastas el dinero de otros, en otros. A usted no le interesa
economizar, puesto que no lo paga usted y ni le interesa sacarle el jugo,
porque tampoco lo va a disfrutar. La consecuencia de esta forma de gasto es el
despilfarro. Incluso algunos tratan, como ser humanos, de convertirse en
“distribuidores de fondos de bienestar” para otros e intentarán, hacer
realmente lo mejor que puedan con ese dinero, pero jamás podrán tener el nivel
de cuidado como si fuera su propio dinero, o el nivel de pasión, dedicación y
conocimiento como si lo gastaran para sí mismo y no para otros. ¿Ejemplo?
Salarios, beneficios y privilegios crecientes e inaceptables del sector público,
arreglos de “puentes”, exoneraciones y
otros gastos del gobierno. Cualquier parecido es mera coincidencia…