Nacen muchos
genios excelentes en cada siglo. Pero solo uno entre cien encuentra las
condiciones favorables de tiempo y lugar, ambiente y oportunidad, clima y hora
para marcar una época en la historia. Esos grandes hombres nunca están
satisfechos con los niveles comunes de desempeño. Luchan constantemente por
niveles más y más elevados de logros. Porque todos los hombres de personalidad
firme y de mente creadora son hostiles a
la mediocridad. Edison decía que: “Las personas no trabajan duro porque, en su
concepto, se imaginan que van a alcanzar el éxito sin mayor esfuerzo. Muchos
creen que una mañana van a despertar siendo ricos. En realidad, esto es verdad
sola a medias, porque en algún momento, van a despertar.” ¿Cómo se logra un
desempeño excepcional? ¡Muy simple! practicar y practicar arduamente durante al
menos diez años para obtener algún nivel de excelencia reconocible… Para la
gloria solo cuentan las obras inspiradas por un ideal y consolidadas por el
tiempo que es donde triunfan los genios. La magnitud de la obra genial se
calcula por la vastedad de su horizonte y la extensión de sus aplicaciones. La
genialidad, si es legítima… (1) Se reconoce por su obra (2) la cual no se
realiza en minutos, sino en años, y (3) aunque pase desconocido en su tiempo será
consagrado por la posteridad. Un proverbio de leñadores del siglo XIX expresa:
“Un árbol se mide mejor cuando está en el suelo”. Y tú… ¿Quieres pasar
desapercibido como los otros noventa y nueve?