jueves, 25 de mayo de 2017

Disciplina positiva para un desarrollo sano y feliz


Para educar a los niños se hace necesaria la disciplina. Los pequeños necesitan saber lo que pueden y no pueden hacer. La disciplina les ayuda a aprender las formas adecuadas de comportarse y actuar. En los primeros años, la existencia de disciplina y normas les aportará seguridad, ya que tendrán una guía para saber cómo actuar. Tradicionalmente en la educación de los niños se ha empleado la disciplina punitiva, basada en el castigo, la cual provoca efectos negativos (resentimiento, venganza, rebelión y reducción de la autoestima). En contraposición a ésta se ofrece la disciplina positiva, basada en el respeto y tiene como objetivo favorecer la maduración de los niños y niñas, para que sean adultos responsables, autónomos y felices. El objetivo de la disciplina positiva es que los niños y niñas entiendan y compartan el sentido de las normas. Que sean responsables para entender que sus actos tienen consecuencias y que actúen con libertad en función de estos conocimientos. A través de la disciplina punitiva, el pequeño actuara guiado por el miedo en lugar de llegar a la comprensión del porqué debe actuar así. Si no llegamos a que el niño o niña comprenda, cuando se elimine el factor que teme, actuará según le plazca, porque no entenderá que es el responsable de sus actos, no entenderá las normas y no sabrá analizar y valorar las consecuencias. Incorporar la educación positiva en las instituciones educativas aumenta la satisfacción en la vida y una ayuda  para la mejora del aprendizaje y de un pensamiento más creativo. Es bien sabido por todos que un alumno que crece sintiéndose feliz y  querido aprende más y mejor.