lunes, 29 de mayo de 2017

¿Hacemos las paces?


¡Desde que nacemos negociamos constantemente! Un bebé que desea ser alimentado llora y llora para negociar la tranquilidad de los padres a cambio de su comida. A partir de ahí toda nuestra vida la pasamos negociando desde el amanecer, cuando nos dirigimos al trabajo, cuando lidiamos con los jefes, compañeros, clientes, y hasta cuando volvemos a casa y nuestra pareja o hijos desean ver una película con nosotros o realizar una salida a la playa. La negociación es una herramienta importante para lograr lo que queremos de otras personas, sobre todo cuando no se tienen intereses en común! Nuestra sociedad está enferma, porque la mayoría de los conflictos se resuelven en base al poder y al derecho. Muy pocas veces negociamos una salida basada en satisfacer los intereses de “todas” las partes de modo que “todos” salgan ganando (principio ganar-ganar). Esto último sólo puede darse cuando las partes colaboran y dejan de verse como adversarios. Generalmente a nadie le gusta vivir en conflicto, a menos que sea su temperamento natural, sin embargo en una sociedad donde el sistema de administración de justicia se encuentra abarrotado y las disputas no cesan, es necesario voltear la mirada hacia el dialogo y la negociación entre las partes con o sin la presencia de un mediador o conciliador. Tomando como base que las disputas constantemente están presentes en nuestras vidas y que estas afectan en mayor o menor grado la productividad de las personas es urgente que una de las partes cambie de actitud y ponga de su parte para empezar a resolver el problema.