Mucha gente pospone tareas para el día
siguiente y cuando llega ese día las posponen para el otro. El postergador
mantiene la esperanza de que la tarea que quiere evitar aparezca “realizada” al día siguiente como por
arte de magia, que de alguna manera el trabajo al final se hará “solo” o que
vendrá alguien y le ayudará. Mientras tanto malgastará su tiempo fantaseando o
acudiendo a otras actividades como mirar la televisión, dormir o simplemente no
hacer nada. Ahora, no aprobar cursos en la Universidad implica graduarse mas tarde
y por tanto reducir futuras oportunidades; no hacer reservas con antelación en
el hotel que se desea ir de vacaciones conlleva quedarse sin vacaciones. Lo
anterior vendrá acompañado por sentimientos de culpa, autoengaño y
desesperanza. Hay personas que erróneamente piensan
que hay que esperar a que les venga la “inspiración” antes de ponerse a resolver
un problema que han estado posponiendo durante mucho tiempo. La actitud de esperar
o dejarlo todo para “después” nunca funciona. Resolver un problema requiere
mantener el esfuerzo! La inspiración inicial sirve sólo para empezar pero no
para continuar resolviendo el problema. Además la inspiración, si es que llega,
puede tardar mucho en hacerlo, es mejor empezar la tarea sin estar inspirado,
es más probable que llegue la inspiración mientras se hace algo que sin
hacerlo, y si no llega el trabajo ya estará hecho y habrá una cosa menos de la
que preocuparse! Identifique sus metas y desarrolle un plan de acción que sea
viable. Comprométase a alcanzar una meta realista cada semana. “No deje que la hierba crezca bajo sus pies”.