¿Sabías que el origen de nuestros sentimientos negativos hacia una
persona, está en nuestro “corazón” y no en la otra persona? Los sentimientos
tienen su origen en nuestro interior y es por eso que somos nosotros los
responsables de manejar creencias, ideas y malos pensamientos hacia los demás.
Proyectamos lo que llevamos dentro, por lo que cada cosa que veamos en los
otros, siempre dirá mas de nosotros mismos que de los demás. Buda decía que: “Todo
lo que te molesta de otros seres, es solo una proyección de lo que no has resuelto
de ti mismo”. Porque el enfado, habitualmente, es con uno mismo y no con el
otro. Es decir, todo comienza y todo termina en el sí mismo, pues es la
proyección la que juega con nuestra mente, como si nuestra realidad fuese un
espejo que nos devolviese la imagen que estamos generando. Yoshinori Noguchi decía
que: “La vida es un espejo que refleja nuestro corazón”. La forma en que tratas
a los demás es un reflejo directo de cómo te sientes sobre ti mismo. Enfréntate
a las consecuencias de tus propios problemas con la misma valentía con la que
los has provocado. Si reconoces tu culpa ya tendrás parte de la solución. Dite a
ti mismo: “Soy responsable de mi pensar, sentir y actuar, me guste o no, los
culpables no existen”.