Vivimos en un mundo negativo y los obstáculos que tenemos que
vencer parecen en ocasiones insuperables. Un sabio filósofo comentaba una vez
que el único obstáculo a vencer de un águila, para volar con mayor velocidad y
mayor facilidad, era el aire. Sin embargo, si el aire le fuera quitado y la
orgullosa ave tuviera que volar en el vacío, caería instantáneamente,
imposibilitada totalmente para volar. El mismo elemento que ofrece resistencia
al vuelo es a la vez su condición indispensable. El principal obstáculo que
tiene que superar un bote de motor es la resistencia del agua a la revolución
de la hélice; pero si no fuera por esa resistencia, el bote no se movería. Esa
misma ley también tiene aplicación en la vida humana: ¡los obstáculos son
indispensables para el éxito! Una vida libre de todos los obstáculos y
dificultades reduciría todas las posibilidades y potencias a cero. Los
obstáculos nos despiertan y nos llevan a nuestras habilidades. El esfuerzo nos
comunica nuevo poder, de suerte que de las dificultades nace nueva fuerza. De
un obstáculo derivamos fortaleza; de la desilusión, crecimiento; de la
privación, deseo.
