En el sur, cuando el algodón era el «rey», el gorgojo pasó de
México a los Estados Unidos, y destruyó los sembradíos de algodón. Los
granjeros se vieron obligados a cultivar otras variedades de productos tales
como soya y maní. Aprendieron a usar sus tierras para criar ganado, cerdos y
pollos. Como resultado, muchos más granjeros llegaron a ser prósperos que en
los días cuando el único cultivo era el algodón. El pueblo de Enterprise,
Alabama, estaba tan agradecido por lo que había ocurrido, que en 1910 erigieron
un monumento al gorgojo. Cuando cambiaron del sistema de cultivo único a
cultivo diversificado, se hicieron más ricos. La inscripción en el monumento
dice: «Con profundo aprecio al gorgojo y lo que hizo para proclamar la prosperidad».
A lo largo de toda la vida, los seres humanos tendemos a querer librarnos de
los problemas y responsabilidades. Cuando surja esa tentación, recuerde al
joven que preguntó a un viejo solitario: « ¿Cuál es la carga más pesada de la
vida?» El viejo le respondió tristemente: «No tener nada que cargar». ¡Agradece
a ese “gorgojo” que te hizo abrir los ojos! Y que despertó todo ese potencial
que no sabías que existía en ti…