martes, 2 de mayo de 2017

No te ilusiones con lo que aùn no tienes


Una lechera caminaba canturreando alegremente rumbo al mercado, portando un cántaro de leche, iba feliz, pues en su imaginación veía muchas cosas hermosas en el futuro. - Como la leche que llevo es de buena calidad - se dijo: Me pagaran buen precio por ella. De inmediato compraré un canasto de huevos. Los incubaré y sacare 100 pollitos, que me rodearan en el establo. -Venderé los 100 pollitos- siguió pensando - y luego compraré 1 robusto lechoncito que cuidaré con esmero y cuando este grande y gordito, lo venderé por buena suma. Luego compraré 1 vaca con 1 ternerito que correteará travieso por el campo, desde el monte a la cabaña. En eso la lechera brincó de alegría entusiasmada por estos pensamientos y por desgracia resbaló. Soltando al instante el cántaro y este ¡pum! se hizo trizas en el pavimento. ¡Pobre lechera! ... Adiós leche, dinero, huevos, los 100 pollitos, el lechón, vaca y el ternerito! En eso la infortunada lechera miraba desolada como la tierra absorbía sus ilusiones. Como decía Samaniego: “No anheles impaciente el bien futuro; mira que ni el presente está seguro”.