El ave sabe que anida para cuidar de la cría, los padres nos dan
la vida, hecho que hacen día a día.
Padre y madre, os doy las gracias, por las noches desveladas,
por todos los alimentos y las enseñanzas dadas,
por sentirme tan querido y por haberme educado,
castigado o regañado, por no haberme comportado en el momento
adecuado.
Madre, padre, os agradezco, con mi mente bien abierta,
sé que a veces no os merezco, lo conozco a ciencia cierta,
también sé que vuestra puerta, nunca me será vedada,
y si muero, mi persona, por vosotros recordada,
seguirá viva por siempre, con las mentes por morada.
Ése es vuestro regalo, el que me habéis proferido,
entre los dos me han formado, y cada uno, querido,
así vuestro amor sumado, que es cómo lo he sentido,
siempre me ha acompañado y hoy os soy agradecido.
(Marcos Manuel Recio Pérez)
