domingo, 14 de mayo de 2017

Sensualidad


Ella es como la noche. Te rodea, te envuelve, te ahoga sin ofenderte, sin siquiera tocarte. Su cuerpo es el infierno en donde quiero arder. Mí comida favorita… sus labios. Su sensualidad no está en su beso apasionado ni en su caricia intima, ni en su susurro a mi oído. La sensualidad ha nacido segundos antes con su silencio y su mirada. ¡Tiene esa habilidad de alterar mi corazón, sin siquiera tocarme! No necesita demostrar su sensualidad, pero tampoco se preocupa por ocultar que la posee. Es peligrosa cuando seduce con su cuerpo, pero es letal cuando lo hace con su mente. Lo supe desde el día en que me miro por primera vez… Endulzó mi oído, arranco mis vendas y conoció mis demonios. Ya no estamos en edad de dejarnos con las ganas y ya va siendo hora de arruguemos las sabanas. Tú pones el cuerpo y yo las caricias. Tú pones los besos y yo la magia… Tú pones el corazón y yo mi alma. Deseo tanto que llegue ese momento en el que no sabemos dónde empiezo yo y donde acabas tú. Poéticamente hablando… quiero que mi cuerpo y el tuyo rimen. Ven, yo invito, juntos pagamos las consecuencias. Quiero tomarte como tomo el café: En ayunas, hirviendo y a solas. De lo dulce no te preocupes que para eso son los besos y cuando estés en mis brazos no me pidas que me porte bien, porque puedes perderte lo mejor de mí…