No hay tiempo para aburrirte cuando decides vivir intensamente tu
vida. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que
la muerte tiemble al recibirnos. Me doy cuenta de que si fuera estable,
prudente y estático, viviría en la muerte.
Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo, los
altibajos emocionales, porque ese es el precio que estoy dispuesto a pagar por
una vida fluida, perpleja y excitante. Trata de aprender a respirar profundamente,
a saborear la comida cuando comes y, cuando duermas, a dormir como un tronco.
Intenta estar vivo de verdad con todas tus fuerzas, y cuando rías, ríe hasta
partirte de risa. Trata de estar vivo, porque ya estarás muerto
suficientemente. Un reloj nos enseña que el paso de tiempo es imparable, no
dejes pasar tus horas sin vivir intensamente. Sueña como si fueses a vivir para
siempre y vive como si fueras a morir mañana. Puesto que nuestro destino final
es un agujero, ¡A vivir intensamente se ha dicho! Robín Williams decía que: “El
día de hoy no se volverá a repetir”. Vivir intensamente cada instante no significa
“alocadamente”, sino mimando cada situación, intentando realizar cada sueño
positivo, buscando el éxito del otro para que un día no lamentes haber
malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida. Vive cada momento de
tu vida intensamente, pues de esto se trata la vida… “De momentos”. ¡Feliz es
quien cruza la vida entera teniendo mil razones para vivir! ¡Vive intensamente!
¡Vívelo todo!