Proyecto de Educación Abierta 15 de Setiembre MEP, Estudiantes de Bachillerato, Conferencia "GENTE ALTAMENTE EFECTIVA"
jueves, 31 de agosto de 2017
Gracias Dios
Un alma recién llegada al cielo se encontró con San Pedro. El
santo la llevó a dar un recorrido por el cielo. Ambos caminaron, paso a paso,
por unos grandes talleres llenos con ángeles. San Pedro se detuvo frente a la
primera sección, y dijo: -¡Ésta es la sección de recibo! Aquí, todas las
peticiones hechas a Dios mediante la oración son recibidas. El alma observó la
sección, y estaba terriblemente ocupada con muchos ángeles clasificando
peticiones escritas en voluminosas hojas de papel de personas de todo el mundo.
Ellos siguieron caminando hasta que llegaron a la siguiente sección, y San
Pedro le dijo: -¡Ésta es la sección de empaque y entrega! Aquí, las gracias y
bendiciones que la gente pide son empacadas y enviadas a las personas que las
solicitaron. El alma vio cuán ocupada estaba. Había tantos ángeles trabajando
en ella como tantas bendiciones estaban empacando a la Tierra. Finalmente, en
la esquina más lejana de los talleres, el alma se detuvo en la última sección. Para
su sorpresa, sólo un ángel permanecía en ella, ocioso, haciendo muy poca cosa. -¡Ésta
es la sección de agradecimiento! -dijo San Pedro al alma. -¿Cómo es que hay tan
poco trabajo aquí? -preguntó el alma. -¡Esto es lo peor! -contestó San Pedro-.
Después que las personas reciben las bendiciones que pidieron, muy pocas envían
su agradecimiento. -¿Cómo uno agradece a las bendiciones de Dios? -Simple
-contestó San Pedro-, sólo tienes que decir: "GRACIAS DIOS..."
Inclusiòn
¡Cada persona es especial! Las personas son como mariposas en el
viento… Algunos pueden volar más alto que otros, pero cada uno vuela de la
mejor forma que puede… Tal vez son diferentes en su vuelo, pero iguales en su
derecho a volar. ¿Por qué entonces compararlos unos con otros? Cada uno es
diferente… Cada uno es especial… Cada uno es hermoso y único ¡No se trata de
tener derecho a ser iguales sino de tener derecho a ser diferentes! No todos
recorremos el mismo camino, ni lo hacemos al mismo tiempo y no todos llegamos
al mismo lugar… solo hay que saber respetar. ¿Quién de nosotros es lo
suficientemente “normal” como para decidir lo que se considera “normal” o no?
El concepto de “normalidad” es otra forma de discriminación y exclusión. La
apariencia de todos los hombres es como un “envase”, dentro del mismo hay
personas que aman, que sufren, que piensan y que quieren ser amadas. Teresa de
Calcuta decía que: “La mayor enfermedad de hoy en día no es la lepra ni la
tuberculosis, sino más bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por
todos”. No es la discapacidad lo que hace difícil la vida sino las barreras que
pone la sociedad. Entonces ¿Dónde está la verdadera discapacidad? Está en el
cerebro de aquellos que creen que ser diferente es ser menos”. Las personas con
capacidades diferentes han llegado a nuestras vidas para dejar huellas en
nuestros corazones, que nunca se borraran.
Escuela Franklin D. Roseveelt, San Pedro
Escuela Franklin D. Roseveelt, San Pedro, Personal docente y administrativo, Conferencia "EL ARTE DE LLEVARSE BIEN CON LOS DEMAS"
miércoles, 30 de agosto de 2017
Escuela Corazon de Jesus, Aserri
Convivio de padres de familia de la Escuela Corazón de Jesús, Aserri MEP, Conferencia "FAMILIA Y ESCUELA: EL MEJOR EQUIPO EDUCATIVO"
Perseverancia
Cuando estés a punto de darte por vencido, recuerda… ¡Todo
esfuerzo da su fruto! Si te rindes cuando las cosas se empiezan a poner
difíciles, nunca lograrás nada que valga la pena. Ramana Maharshi dice que:
“Nadie tiene éxito sin esfuerzo. Aquellos que tienen éxito se lo deben a la
perseverancia”. Seguir cuando crees que no puedes más, es lo que te hace
diferente a los demás. Para empezar un gran proyecto hace falta valentía, para
terminar un gran proyecto hace falta perseverancia. “El 90% del éxito, dice
Woddy Allen, se basa simplemente en insistir”. Si quieres triunfar en la vida,
has de la perseverancia tu sabio consejero. No importa la lentitud con la que avances,
siempre y cuando no te detengas. Tomas Carlyle decía que: “Si se siembra la
semilla con fe y se cuida con perseverancia, solo será cuestión de tiempo
recoger sus frutos”. Nunca desistas de tus sueños ¡Sigue las señales! No hay
nada como lograr aquello que otros dijeron que no lograrías. ¡Persiste! Si todo
fuera fácil, cualquiera lo lograría. No hay atajos para llegar a los lugares
que realmente merecen la pena. Tu carácter, tu manera de pensar, tus creencias
y tu persistencia son los elementos críticos que determinan el nivel de tu
éxito. Nunca olvides que sin trabajo duro y persistencia, no se puede tener
éxito. Si a esto se le suma soñar en grande ¡Nada es imposible!
Media frazada
Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa. A los setenta
años, don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de
recuerdos. Esperaba que su hijo, ahora brillante profesional, le ofreciera su
apoyo y comprensión. Don Roque llamó a la puerta de la casa donde vivía el hijo
con su familia. -¡Hola, papá! Qué milagro que vienes por aquí... -Ya sabes que
no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además, estoy cansado y viejo.
-Pues a nosotros nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que ésta
es tu casa. -Gracias, hijo. Sabía que podía contar contigo. Entonces, ¿no te
molestaría que me quedara a vivir con vosotros? ¡Me siento tan solo! -¿Quedarte
a vivir aquí? Sí... claro... Pero no sé si estarías a gusto. Tú sabes, la casa
es chica... mi esposa es muy especial... y luego los niños... -Mira, hijo, si
te causo muchas molestias, olvídalo. No te preocupes por mí. -No, padre, no es
eso. Sólo que... no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie
de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían... O sólo que no te moleste... -¿Qué
hijo? -Dormir en el patio... -Dormir en el patio, está bien. El hijo de don
Roque llamó a su hijo de doce años. -Dime, papá. -Mira, hijo, tu abuelo se
quedará a vivir con nosotros. Tráele una frazada para que se tape en la noche. -Sí,
con gusto... ¿Y dónde va a dormir? -En el patio; no quiere que nos incomodemos
por su culpa. Luis subió por la frazada, tomó unas tijeras y la cortó en dos.
En ese momento llegó su padre. -¿Qué haces, Luis? ¿Por qué cortas la frazada de
tu abuelo? -Sabes, papá, estaba pensando... -¿Pensando en qué? -En guardar la
mitad de la frazada para cuando tú seas ya viejo y vayas a vivir a mi casa.
Lealtad
Cuando alguien te cuenta sus problemas, no significa que se está
quejando ¡Significa que confía en ti! Eduardo Alighieri dijo: “No confíes en quien
habla más de los demás, si no es leal con sus amigos, contigo tampoco lo será”.
Lo que escuches de los demás podría ser tan cierto o podría ser tan falso como
la persona que te lo ha contado. No creas que porque el payaso ríe contigo, es
amigo tuyo. Hay personas que no son leales a ti, son leales a lo que tú tienes
o representas, y cuando sus necesidades cambian, así de fácil cambian sus
lealtades. Juan Domingo Perón decía que: “Hay dos clases de lealtades: La que
nace del corazón que es la que más vale y la de los que son leales cuando no
les conviene ser desleales”. Una persona es leal cuando es firme en sus
emociones y en las ideas que lo llevan a no engañar ni traicionar a los demás. La
lealtad no la da la clase social, ni el dinero, ni el poder ni la inteligencia.
¡Se lleva adentro! La lealtad es una perla entre los granos de arena que solo
aquellos que realmente entienden su significado pueden ver. Muchos conocen la
palabra lealtad y otros tantos la repiten, pero pocos la entienden. Un
fragmento del Manuscrito encontrado en
Accra de Paulo Cohelo hace una hermosa analogía que explica la lealtad de una
manera sencilla: “La lealtad puede ser comparada con una tienda de exquisitos
vasos de porcelana, cuya llave nos confió el amor. Existen vasos que se
quiebran: el pacto de lealtad fue destruido. En ese caso es mejor barrer los
pedazos y tirarlos a la basura, porque lo que se rompe jamás volverá a ser como
era”.
La rosa y el sapo
Había una vez una rosa roja muy bella; se sentía de maravilla por
saber que era la rosa más bella del jardín. Un día comprendió que la gente la
miraba sólo de lejos y no se acercaba a ella. Se dio cuenta de que al lado de
ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se
acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que
se fuera de inmediato; el sapo, muy obediente, dijo: -Está bien, si así lo
quieres. Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se
sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo
entonces: -Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó? La rosa contestó: -Es que desde
que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser
igual. El sapo contestó: -Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas
hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.
martes, 29 de agosto de 2017
Honestidad
¿Sabías que cuando algo escasea, aumenta su valor? Por ejemplo la
honestidad, el cual es un regalo muy caro que no lo puedes esperar de gente
barata. John Lennon decía que: “Ser honesto no te traerá muchos amigos, pero
siempre te traerá los correctos”. ¡Es mejor incomodar con honestidad que
agradar con hipocresía! Ser honesto significa que no tienes absolutamente nada
que esconder y es un valor humano que practicas cuando haces lo correcto aunque
nadie te esté mirando. El Papa Francisco dijo que: “Quien lleva a casa dinero
ganado con la corrupción, da de comer a sus hijos pan sucio”. La honestidad y
la transparencia te hacen vulnerable, de cualquier forma sé honesto y
transparente. La verdad y la honestidad siempre te llevarán por caminos de paz
y éxito. No te estoy diciendo que será fácil, te estoy diciendo que valdrá la
pena. Es muy agradable la gente que habla claro desde el principio, que son
honestos con lo que sienten y piensan y se muestran tal y como son. Una
respuesta honesta es señal de una relación verdadera. La verdad no ofende, lo
que ofende es que nos oculten la verdad. Dicho de otro modo, la verdad no
mancha los labios de quien la dice, sino la conciencia de quien la oculta. Tan
solo se necesita una mentira para poner en duda todas las verdades. Lucio Anneo
Séneca decía que: “Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la
honestidad”. Es respetarte y sentirte conforme contigo mismo cuando sabes que estás
haciendo bien. Ser honesto consigo mismo es el mejor esfuerzo que un ser humano
pueda realizar. ¿La ventaja de ser honesto?
¡Es que hay poca competencia!
Verdadera riqueza
Una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un
viaje por el campo con el firme propósito de que su hijo viera cuán pobres eran
las gentes del campo. Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en
una granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje, y de
regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo: -¿Qué te pareció el viaje? -¡Muy
bonito, papá! -¿Viste lo pobre que puede ser la gente? -¡Sí! -¿Y qué
aprendiste? -Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro.
Nosotros tenemos una piscina que llega de largo a la mitad del jardín, ellos
tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lámparas importadas en
el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la muralla de
la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Ellos tienen tiempo para platicar
y convivir en familia, tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi
nunca los veo. Al terminar el relato, el padre se quedó mudo..., y su hijo agregó:
-¡¡¡Gracias, papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!!!
Puntualidad
La puntualidad es una virtud de coordinarse cronológicamente para
cumplir una obligación antes de un plazo anteriormente comprometido. Su regla
de oro dice que: “Si estás 5 minutos antes, estas a tiempo. Si estás a tiempo, estás
tarde. Si estás tarde, no estás”. Llegar tarde a una cita refleja “informalidad”
y es un claro acto de deshonestidad. Igual puedes robar el dinero de una
persona si robas su tiempo. La puntualidad es una norma básica de buena
educación y demuestra “interés” y respeto al tiempo de los demás. ¡Va más allá
de llegar a tiempo a un lugar! Denota orden, preparación, seriedad y prestigio.
Ser puntual es la mejor carta de presentación y proyecta tu compromiso con el
trabajo. “Trabaja con fechas, con plazos y contra reloj, decía Henry Alegría. Sé
integro, puntual y cumplido”. La puntualidad es igual al tiempo que te demoras
entre lo mucho que esto te importa. En una ocasión leí que: “Llegar a tiempo a
las citas, es deber de caballeros, cortesía de reyes, obligación de cortesanos,
hábito de gente de valer, costumbre de personas bien educadas. Quienes se hacen
esperar en sus citas, revelan debilidad de carácter, pésima educación y un
desprecio absoluto por sus semejantes”. Lo único malo de ser puntual es que uno
llega al lugar y nunca hay nadie para apreciarlo. ¿Sabes hasta cuando se
comprende el sentido de la puntualidad? ¡Cuando llegas tarde a la vida de
alguien!
El pez dorado
Un pescador muy pobre, echó al mar su red y sacó un hermoso pez
dorado. -Por lo menos tengo algo para cenar junto a mi mujer -se dijo,
contento. Pero éste era un pez mágico y, por tanto, podía hablar: -¡No me
mates! ¡No me mates! Yo soy el rey de todos los peces y tengo poderes. Si me
liberas, te concederé tres deseos; los que tú o tu mujer deseéis lo podréis
obtener. Pasada su sorpresa inicial, el pescador decidió creer, y devolvió al
mar a aquel maravilloso pez. Al llegar de regreso a su choza, feliz, dijo a su
mujer: -El rey de los peces nos ha concedido tres deseos, mujer; todo aquello
que queramos se nos concederá. -¡Qué bueno! -dijo la esposa, y agregó-. Con el
hambre que tengo... ¡que aparezca una rica salchicha en mi mesa! Y su deseo se
cumplió. -¡Pero qué has hecho, mujer estúpida! Has gastado uno de los tres
deseos en una tontería pudiendo haber pedido ser la dueña de diez fábricas de
salchichas... ¡Por idiota, me gustaría que esa salchicha se pegase en tu nariz!
Y naturalmente, así sucedió. Y no hubo forma de despegarla sin torturar a la
mujer, así que obligatoriamente el tercer deseo consistió en que aquella
salchicha desapareciese para siempre de sus vidas, y así fue; después de todo,
el pescador y su mujer no obtuvieron nada.
lunes, 28 de agosto de 2017
Crear lazos
Galileo Galilei decía que: “Todas las cosas están ligadas por
lazos invisibles. No puedes arrancar una flor sin molestar a una estrella.” He
llegado al convencimiento que todos somos un poco raros. Y la vida es un poco
rara también. Y cuando encontramos personas cuya rareza es compatible con la
nuestra, nos unimos a ellas y caemos en lazos de mutua rareza y a eso le
llamamos ¡Amor verdadero! A veces crees que ha ayudado a dos a conocerse. Sin
embargo, se hubieran encontrado de todos modos sin tu ayuda porque el destino
funciona así. Cuando el amor fluye libremente, vence todos los obstáculos.
Basta a veces una mirada, una presencia, un gesto, para enlazarnos con alguien,
sin importar las diferencias que nos coartan y nos asustan. Basta una mano
tendida para que perdure la memoria de un rostro que el tiempo nunca borrará. Antoine
de Saint-Exuperio menciona una conversación que El Principito tiene con un
zorro acerca de crear lazos: “Verás –dijo el zorro- Todavía no eres para mí más
que un niño parecido a otros cien mil niños más. Yo no te necesito. Y tú
tampoco me necesitas. Y yo, no soy para ti más que un zorro parecido a otros
cien mil zorros más. Pero, si me domésticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú
serás para mi único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo”.
Una leccion de papà
Mis seis hermanos y yo trabajábamos en el negocio de mi padre. Recuerdo
una lección de manera especial. Era un poco antes de navidad y yo estaba organizando
la sección de los juguetes. Un niño de cinco o seis años entró en la tienda.
Llevaba un viejo abrigo marrón, de puños sucios y raídos. Sus gastados zapatos,
con un único cordón, roto, me corroboraron que el niño era pobre, demasiado
pobre como para comprar algo. Examinó con cuidado la sección de juguetes;
tomaba uno y otro, y cuidadosamente los colocaba de nuevo en su lugar. Papá
entró y se dirigió al niño: -¿En qué te puedo servir? Éste respondió que
buscaba un regalo de navidad para su hermano, Me impresionó que mi padre lo
tratara con el mismo respeto que a un adulto. Le dijo que se tomara su tiempo y
mirara todo. Así lo hizo. Después de veinte minutos, el niño tomó con cuidado
un avión de juguete, se dirigió a mi padre y dijo: -¿Cuánto vale esto, señor? -¿Cuánto
tienes? -preguntó mi padre. El niño estiró su mano y la abrió. La mano, por
aferrar el dinero, estaba surcada de líneas húmedas de mugre. Tenía dos monedas
de diez, una de cinco y dos centavos -veintisiete centavos-. El precio del
avión elegido era de tres dólares con noventa y ocho centavos. -Es casi exacto
-dijo mi padre-. ¡Venta cerrada! Su respuesta aún resuena en mis oídos.
Mientras empaquetaba el regalo, pensé en lo que había visto. Cuando el niño
salió de la tienda, ya no advertí el abrigo sucio y raído, el cabello revuelto
ni el cordón roto. Lo que vi fue un niño radiante son su tesoro.
Los dos perritos
Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una
casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró
introducirse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito
subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir las
escaleras se topó con una puerta semiabierta; lentamente se adentró en el
cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había mil
perritos más observándole tan fijamente como él los observaba a ellos. El
perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los mil
perritos hicieron lo mismo. Posteriormente, sonrió y le ladró alegremente a uno
de ellos. ¡El perrito se quedó sorprendido al ver que los mil perritos también
le sonreían y ladraban alegremente con él! Cuando el perrito salió del cuarto,
se quedó pensando para sí mismo: « ¡Qué lugar tan agradable! ¡Voy a venir más a
menudo a visitarlo!» Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo
lugar y se encontró entrando al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero,
este perrito, al ver a los otros mil perritos del cuarto, se sintió amenazado
ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Posteriormente empezó a
gruñir; obviamente vio cómo los mil perritos le gruñían a él. Comenzó a
ladrarles ferozmente y los otros mil perritos le ladraron también a él. Cuando
este perrito salió del cuarto, pensó: « ¡Qué lugar tan horrible es éste! ¡Nunca
volveré a entrar allí!» En el frente de dicha casa se encontraba un viejo
letrero, que decía: «LA CASA DE LOS MIL ESPEJOS.»
Amar la vida
Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base
militar, y en el aeropuerto lo recibió un soldado llamado Ralph. Mientras se
encaminaban a recoger el equipaje, Ralph se separó del visitante en tres
ocasiones: primero, para ayudar a una anciana con su maleta; luego, para cargar
a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para orientar
a una persona. Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro. -¿Dónde
aprendió a comportarse así? -preguntó el profesor. -En la guerra -contestó
Ralph. Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allí su misión había sido
limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos
suyos, uno tras otro, encontraban una muerte prematura. -Me acostumbre a vivir
paso a paso -explicó-. Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último; por eso
tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría entre
levantar un pie y volver a apoyarlo en el suelo ¡Me parecía que cada paso era
toda una vida!
domingo, 27 de agosto de 2017
Soldados y amigos
-Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor; solicito
permiso para ir a buscarlo -dijo un soldado a su teniente. -Permiso denegado
-replicó el oficial-. No quiero que arriesgue su vida por un hombre que
probablemente haya muerto. El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición,
salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido transportando el cadáver
de su amigo. El oficial estaba furioso: -¡Ya le dije yo que había muerto!
¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿Valía la pena ir allá para traer un cadáver?
Y el soldado, moribundo, respondió: -¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré,
todavía estaba vivo y pudo decirme: "ESTABA SEGURO QUE VENDRÍAS"
Helado para el alma
Una vez llevé a mis niños a un restaurante y mi hijo, de seis años
de edad, preguntó si podía bendecir la mesa. Cuando asentimos con la cabeza, él
dijo: “Dios es bueno, Dios es grande. Gracias por los alimentos, pero yo
estaría aún más agradecido si mamá nos diese helado para el postre. Libertad y
justicia para todos. Amén.” Junto con las risas de los clientes que estaban
cerca, escuché a una señora comentar: “Eso es lo que está mal en este país; los
niños de hoy en día no saben cómo orar, pedir a Dios un helado... ¡Nunca había
escuchado eso antes!” Al oír esto, mi hijo empezó a llorar, y me preguntó: -¿Lo
hice mal? ¿Está enojado Dios conmigo? Abracé a mi hijo y le dije que había
hecho un estupendo trabajo, y Dios seguramente no estaría enojado con él. Un
señor de edad se aproximó a la mesa. Guiñó su ojo a mi hijo, y le dijo: -Llegué
a saber que Dios pensó que aquella fue una excelente oración. -¿En serio? -preguntó
mi hijo. -¡Por supuesto! -luego, en un susurro dramático, añadió, indicando a
la mujer cuyo comentario había iniciado aquel asunto-. Muy mal; ella nunca
pidió helado a Dios. Un poco de helado, a veces, es muy bueno para el alma. Como
era de esperar, compré a mis niños helados al final de la comida. Mi hijo se
quedó mirando fijamente el suyo por un momento, y luego hizo algo que nunca
olvidaré por el resto de mi vida. Tomó su helado y, sin decir una sola palabra,
avanzó hasta ponerlo frente a la señora. Con una gran sonrisa, le dijo: -Tómelo,
es para usted; el helado es bueno para el alma y mi alma ya está bien.
sábado, 26 de agosto de 2017
Almorzando con Dios
Había una vez un pequeño niño que quería conocer a Dios. El sabía
que era un largo viaje llegar hasta donde Dios vivía, así es que preparo su
mochila con sándwiches y botellas de leche chocolatada y comenzó su viaje. Cuando
había andado tres cuadras, se encontró una viejecita. Ella estaba sentada en el
parque observando unas palomas. El niño se sentó a su lado y abrió la mochila. Estaba
a punto de tomar un trago de su leche chocolatada cuando noto que la viejecita
parecía hambrienta, así es que le ofreció un sándwich .Ella agradecida lo
acepto y le sonrió. Su sonrisa era tan hermosa que el niño quiso verla otra
vez, así que le ofreció una leche chocolatada. Una vez más ella le sonrió. El
niño estaba encantado. Permanecieron sentados allí toda la tarde comiendo y
sonriendo, aunque nunca se dijeron ni una palabra. A medida que oscurecía, el
niño se dio cuenta que cuan cansado estaba y se levantó para marcharse. Antes
de dar unos pasos más, se dio la vuelta, corrió hacia la viejecita y le dio un
abrazo. Ella le ofreció su sonrisa más amplia. Cuando el niño abrió la puerta
de su casa, un rato más tarde, a su madre le sorprendió la alegría en su
rostro. Ella le pregunto:"¿Qué hiciste hoy que te puso tan contento?"
Él le respondió: "Almorcé con Dios". Pero antes de que su madre
pudiese responder añadió: ¿Y sabes qué? ¡Ella tiene la sonrisa más hermosa que
he visto! Mientras tanto la viejecita, también radiante de dicha regresa a su
casa. Su vecina estaba impresionada con el reflejo de paz sobre su rostro, y le
pregunto:"¿Qué hiciste hoy que te puso tan contenta?" Ella
respondió:" Yo comí sándwiches con Dios en el parque". Pero antes de que su vecina respondiera a esto,
añadió: "¿Sabes? Es mucho más joven de lo que esperaba".
¿Què es el amor?
Un niño preguntó a su maestra: -Maestra... ¿Qué es el amor? Como
ya estaban en la hora de recreo, la maestra pidió a sus alumnos que dieran una
vuelta por el patio de la escuela y trajesen lo que más despertase en ellos el
sentimiento del amor. Los chicos salieron apresurados y, cuando volvieron, cada
uno mostró lo que trajo consigo. El primer alumno respondió: - Yo traje esta
flor, ¿No es linda? Cuando llegó su turno, el segundo alumno dijo: - Yo traje
esta mariposa. Vea el colorido de sus alas; la voy a colocar en mi colección. El
tercer alumno completó: -Yo traje este pichón de pajarito que se cayó del nido
¿No es gracioso? Y así los chicos, uno a uno, fueron colocando lo que habían
recogido en el patio. Sin embargo, la maestra notó que una de las niñas no había
traído nada y que había permanecido quieta todo el tiempo. La maestra se dirigió
a ella y le preguntó: -Muy bien ¿Y tú? ¿No has encontrado nada? La criatura, tímidamente,
respondió: -Disculpe maestra. Vi la flor y sentí su perfume; pensé en
arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma por más tiempo. Vi
también la mariposa, suave, colorida… pero parecía tan feliz que no tuve el
coraje de aprisionarla. Vi también el pichoncito caído entre las hojas, pero...
al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí devolverlo al
nido. Por lo tanto, maestra, traigo conmigo el perfume de la flor, la sensación
de libertad de la mariposa y la gratitud que observé en los ojos de la madre
del pajarito. ¿Cómo puedo mostrar lo que traje? La maestra agradeció a la
alumna y le dio la nota máxima, considerando que había sido la única que logró
percibir que sólo podemos traer el amor en el corazón.
Las puertas del cielo
Un guerrero samurái fue a ver al maestro Zen Hakuin y le preguntó:
"¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que
llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?". Era un guerrero sencillo sin
astucia en sus mentes, sin matemáticas. Sólo conocía dos cosas: La vida y la
muerte y no había venido a aprender ninguna doctrina; sólo quería saber dónde
estaban las puertas, para poder evitar el infierno y entrara al cielo. Hakuin
le respondió de una manera que sólo un guerrero podía haber entendido. ¿Quién
eres? Le preguntó Hakuin. "Soy un Samurái, le respondió el guerrero, hasta
el emperador me respeta". Hakuin se río y el orgullo del Samurái se sintió
herido y olvidó para qué había venido. Sacó su espada y ya estaba a punto de
matar a Hakuin cuando éste dijo: "Esa es la puerta del infierno. Esa
espada, esa ira ese ego, te abren la puerta". Esas son las cosas que un
guerrero puede comprender. Inmediatamente el Samurái entendió. Puso de nuevo la
espada en su cinto y Hakuin dijo:" Así se abren las puertas del
cielo". A cada momento las puertas del cielo y del infierno se abren... en
un segundo se puede ir del cielo al infierno o del infierno al cielo.
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