Leonardo Da Vinci tardó 7 años en pintar su obra La última Cena,
debido a que era muy exigente al buscar a las personas que servirían de
modelos. Tuvo problemas en iniciar la pintura porque no encontraba al modelo
para representar a Jesús, quien tenía que reflejar en su rostro pureza, nobleza
y los más bellos sentimientos. Así mismo debía poseer una extraordinaria
belleza varonil. Por fin, encontró a un joven con esas características, fue el
primero que pintó. Después fue localizando a los 11 apóstoles, a quienes pintó
juntos, dejando pendiente a Judas Iscariote, pues no daba con el modelo
adecuado. Este debía ser una persona de edad madura y mostrar en el rostro las
huellas de la traición y la avaricia. Por lo que el cuadro quedó inconcluso por
largo tiempo, hasta que le hablaron de un terrible criminal que habían
apresado. Fue a verlo y era exactamente el Judas que él quería para terminar su
obra, por lo que solicitó al alcalde le permitiera al reo que posara para él.
El alcalde conociendo la fama del maestro Da Vinci, aceptó gustoso y llevaron
al reo custodiado por 2 guardias y encadenado al estudio del pintor. Durante
todo el tiempo el reo no dio muestra de emoción alguna de que había sido
elegido para modelo, mostrándose callado y distante. Al final, Da Vinci,
satisfecho del resultado, llamó al reo y le mostró la obra. Cuando el reo la
vio, sumamente impresionado, cayó de rodillas llorando. Da Vinci, extrañado, le
preguntó el porqué de su actitud, a lo que el preso respondió: - ¿Maestro Da
Vinci, es que acaso no me recuerda? Da Vinci observándolo le contesta: - No,
nunca antes lo había visto. Llorando el reo le dijo: - Maestro, yo soy aquel
joven que hace 7 años usted escogió para representar a Jesús en este mismo
cuadro. Esta historia verídica nos enseña sobre las consecuencias que nuestras
decisiones correctas y equivocadas tienen sobre nuestro futuro…