Ser una mujer que trabaja puede resultar duro, pero tener un empleo e hijos lo es aún más. Hay un relato acerca de una madre
de tres chicos muy activos que una noche jugaban a los policías y ladrones en
el jardín después de la cena. Uno de los niños le "disparó" a su
madre y gritó: —¡Bang!, estás muerta. Ella se deslizó hacia el suelo y, como no
se incorporó de inmediato, uno de sus vecinos acudió a ver si se había
lastimado en la caída. Cuando el vecino se inclinó sobre ella, la madre,
agotada, abrió un ojo y le dijo: —Shhh. No me delates. Es la única oportunidad
que tengo de descansar.