La puntualidad es una virtud de coordinarse cronológicamente para
cumplir una obligación antes de un plazo anteriormente comprometido. Su regla
de oro dice que: “Si estás 5 minutos antes, estas a tiempo. Si estás a tiempo, estás
tarde. Si estás tarde, no estás”. Llegar tarde a una cita refleja “informalidad”
y es un claro acto de deshonestidad. Igual puedes robar el dinero de una
persona si robas su tiempo. La puntualidad es una norma básica de buena
educación y demuestra “interés” y respeto al tiempo de los demás. ¡Va más allá
de llegar a tiempo a un lugar! Denota orden, preparación, seriedad y prestigio.
Ser puntual es la mejor carta de presentación y proyecta tu compromiso con el
trabajo. “Trabaja con fechas, con plazos y contra reloj, decía Henry Alegría. Sé
integro, puntual y cumplido”. La puntualidad es igual al tiempo que te demoras
entre lo mucho que esto te importa. En una ocasión leí que: “Llegar a tiempo a
las citas, es deber de caballeros, cortesía de reyes, obligación de cortesanos,
hábito de gente de valer, costumbre de personas bien educadas. Quienes se hacen
esperar en sus citas, revelan debilidad de carácter, pésima educación y un
desprecio absoluto por sus semejantes”. Lo único malo de ser puntual es que uno
llega al lugar y nunca hay nadie para apreciarlo. ¿Sabes hasta cuando se
comprende el sentido de la puntualidad? ¡Cuando llegas tarde a la vida de
alguien!