Una joven llamada Mary dio a luz a su primer hijo, y como su
esposo estaba de servicio en el ejército pasó un par de semanas después del
parto en casa de sus padres. Un día, Mary le comentó a su madre que le
sorprendía el cabello rojizo de su hijo, pues tanto ella como su esposo eran rubios. "Pues bien, Mary—respondió su madre—, debes recordar que tu
padre tiene el cabello rojo". "Pero mamá—respondió Mary—, eso no
importa porque yo soy adoptada". Con una sonrisa, mamá dijo las palabras más
bellas que jamás yo haya escuchado: "Siempre lo olvido".