"Estoy demasiado vieja y es demasiado tarde" me repetía mentalmente
una y otra vez. Me encontraba desanimada y exhausta después de haber puesto fin
a mi matrimonio y a mi carrera de Derecho al mismo tiempo. A pesar de mi intenso
deseo de convertirme en escritora, dudaba de mi capacidad para tener éxito en
este campo. ¿Había perdido acaso años enteros persiguiendo objetivos
equivocados? Estaba muy deprimida, cuando una voz en la radio comenzó a narrar
la historia de la Abuela Moses. Ann Mary Moses se marchó de su casa a los trece
años, tuvo diez hijos y trabajó duro para educar a los cinco que sobrevivieron.
Mientras luchaba por ganarse la vida en haciendas pobres, consiguió dar un poco
de belleza a su vida bordando telas. A los 78 años, sus dedos estaban demasiado
rígidos como para sostener una aguja, pero en lugar de ceder a la debilidad, se
dirigió al establo y se dedicó a pintar sobre los tablones, en brillantes
colores, detalladas escenas de la vida rural. Al principio, las regaló o las
vendió por monedas. Pero a los 79 años fue "descubierta" por el mundo
del arte... y el resto ya es historia. Produjo más de dos mil cuadros, y
terminó las ilustraciones del libro Twas the Night Before Christmas, ¡a los 100
años! Mientras escuchaba la radio, mi estado de ánimo cambió. Si la Abuela
Moses pudo comenzar una nueva carrera y tener éxito pasados los ochenta años,
mi vida todavía tenía esperanzas después de los treinta. Antes de que terminara
el programa, había volado a mi computadora para ponerme a trabajar en la novela
que casi tenía abandonada. Fue publicada ocho meses después…