miércoles, 12 de abril de 2017

Melancolìa





Alguien dijo que los recuerdos son de agua… y a veces nos salen por los ojos. Algunos surgen cuando vuelves a algún lugar en donde un día fuiste feliz, pero esta vez solo te acompañan los recuerdos. Decía Ernesto Sabato que: “Siempre es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección”. No hay melancolía sin memoria, ni memoria sin melancolía. No sé qué pasa hoy, pero las aves en mí ni se dejan caer. Aves de agua, cristalinas, saladas, espadas hirvientes, solas o acompañadas, emociones conjuntas, separadas. No sé qué pasa hoy, pero las lágrimas no levantan el vuelo de sus ramas… Hoy es uno de esos días en que necesito un “abrazo”, alguien que me diga que todo está bien, una “mirada” de no te preocupes ¡Un “beso” de nunca me iré! Hoy es uno de esos días en que miro atrás y no sé exactamente que pasó. Solo sé que desde que pasó, nada volvió a ser lo mismo. Mis pies se han cansado de recorrer obstáculos que lanzan veneno con sus grandes tentáculos. Mi sonrisa se revela contra el torbellino que nace en mi interior, mi gran enemigo. Las silenciosas lágrimas son sólo un complemento a la gran lucha que sé que ganaré cuando llegue el momento. Sin embargo sonrío, porque nadie necesita saber que no estoy bien… ¿Será cierto lo que dice Víctor Hugo? ¿Qué la melancolía es el placer de estar triste?