Mark Twain decía que: “Una persona con una nueva idea es una broma…
hasta que la idea tiene éxito”. Mientras orgulloso sufres creando el paralelo
de tus historias, recuerda que una vez expuesta tu obra, tu mundo, pierdes el
estatus de dueño legítimo y quien se proclama como tal, es el lector que lo
acoge como suyo. Aquí se cumple aquello de que las cosas no son del dueño, son
de quien las necesita. Todo lo que has hecho con amor, desinterés y sinceridad
regresa a ti con mayor proporción. No importa cómo te pagan los demás, la
recompensa viene de arriba y no llena tu ego, sino tu corazón. Se trata de dar
por el bienestar que da el dar y no por lo que se recibe. Rumi decía que: “Quien
desea asegurar el bien de los demás, ya ha asegurado el suyo propio”. “En
cierta ocasión, mientras Gandhi estaba subiendo a un tren, una de sus sandalias
se cayó en la vía. Ghandi y sus acompañantes trataron de recuperarla, pero sin
éxito pues el tren ya se había puesto en marcha. Ante la sorpresa de todos,
Ghandi con total calma descalzó su otra sandalia y la arrojó a la vía. ¿Por qué
has hecho esto? –le preguntaron. –El pobre hombre que encuentre la sandalia
tirada en la vía –contestó- de esta manera tendrá ahora un par que pueda usar”.
Dicen que siempre hay un mañana y que la vida nos da otra oportunidad para
hacer las cosas bien, pero si hoy es todo lo que te queda ¡Da lo mejor de ti!
¡Puede que a la gente le guste! “Calidad significa hacer las cosas bien, decía
Henry Ford, incluso cuando nadie te está mirando”.
