martes, 2 de mayo de 2017

¿En quien confias?


¿Sabías por qué las personas ciegas prefieren que los guie un perro? Porque es difícil encontrar personas en las que confiar. No culpes a los demás por tus decepciones cuando has sido tú el que los has colocado en lo más alto del pedestal. Tampoco confíes en una persona que siempre culpa a los demás de las cosas malas que suceden en su vida. Ese tipo de gente fortalece su ego culpando a otros por lo que les pasa o por lo que sienten. Han olvidado que, ellos mismos se han formado montañas de problemas con puñados de arena, que no son otra cosa que sus malas decisiones. Nunca olvides que el Diablo antes de ser diablo fue ángel, y Judas antes de ser un traidor fue discípulo de Jesús, así que ¡Ten cuidado en quien confías! Muchos se creen víctimas de un contexto poco favorable cuando el problema real (y con él su solución) se encuentra dentro de ellos mismos. “Madurez, decía Anthony De Mello, es lo que alcanzo cuando ya no tengo necesidad de juzgar ni culpar a nada ni a nadie de lo que me sucede”. Mientras más nos detenemos en nuestras desgracias, mayor es su poder para hacernos daño. El presente tiene sus desafíos, sea malo o sea bueno. No podemos culpar ni agradecer al pasado por lo que está ocurriendo ahora. La mitad de la belleza depende del paisaje; y la otra mitad de la persona que la mira.