“Nos hicieron creer, decía John Lennon, que cada uno de nosotros
es la mitad de una naranja, y que la vida solo tiene sentido cuando encontramos
la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra
vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos
falta”. Hay gente que no debería estar buscando su media naranja… sino el
tornillo que le hace falta. Si no encuentras tu media naranja, usa una media de
otro color. Es probable que esa persona a quien llamas tu media naranja aún se
encuentra en el árbol esperando madurar o tal vez anda por ahí rodando con las
frutas equivocadas. O tal vez el problema es que tu media naranja es medio
ciega o alguien ya se hizo un jugo con ella. No descartes que también tu media
naranja pueda estar de fiesta con el tornillo que te hace falta. Mientras
sigues buscando tu media naranja, ve comiendo mandarinas y mordiendo uno que
otro limón… Búscate una mitad de
cualquier otra cosa que te guste ¡Prueba con una manzana! ¿Mi media naranja? No
tengo… ¡Soy un fruto prohibido! El otro día encontré uno de mis calcetines sin
pareja ¡Por cierto de color naranja! Lo abrace fuerte y le dije: “Se por lo que
estás pasando, lloramos, ¡Fue hermoso!